Hoy les proponemos cinco posturas diferentes, con distintos grados de dificultad, que podrás incluir dentro de tu práctica de Yoga para dormir plácidamente por las noches. ¿Nos ponemos manos a la obra?
Balasana o postura del niño
Una de las asanas más sencillas y a la vez más reconfortantes que puedes practicar. Simplemente nos colocamos sentados sobre nuestras pantorrillas y flexionamos la cadera para apoya el torso en el suelo. Podemos colocar los brazos a los lados del cuerpo o estirarlos hacia delante.
Busca una posición cómoda para ti en esta postura: se trata de una postura de relajación que nos ayuda a combatir el estrés y la fatiga. Mantente en ella unos minutos y levántate despacio para evitar mareos.
Savasana
Es una de las mejores asanas para conciliar el sueño ya que todos nuestros músculos se encuentran inmóviles y completamente relajados. También es una buena postura para trabajar las distintas fases de la respiración hasta llegar a hacer una respiración completa, algo que contribuirá a la hora de relajarnos.
Su ejecución es muy sencilla: nos tumbamos boca arriba en el suelo asegurándonos de que nuestro cuello y cabeza se encuentran alineados con la espalda. Alejamos ligeramente los brazos del cuerpo y separamos un poco las piernas entre sí.
Viparita Karani
La postura invertida sencilla o viparita karani es una asana que nos ayuda a mejorar la circulación sanguínea, ya que elevamos los miembros inferiores por encima de la cabeza. Solamente nos tumbamos en el suelo alineando espalda, cuello y cabeza y elevamos las piernas hasta formar un ángulo de noventa grados con la cadera.
Si somos principiantes o si no podemos aguantar mucho tiempo en esta posición, podemos realizarla con ayuda de una pared, apoyando las piernas en la misma. Es importante que peguemos bien los glúteos a la pared para mantener los noventa grados de inclinación y que, de ser necesario, coloquemos un cojín o una almohada bajo la espalda para estar más cómodos.
Uttanasana o la pinza de pie
De nuevo otra postura de flexión de cadera hacia delante que nos ayudará a dormir mejor. Ojo porque para realizarla correctamente debemos tener una buena flexibilidad; de no ser así, podemos optar por la media pinza, un poco más sencilla.
Nos colocamos en bipedestación (de pie) con los pies juntos y flexionamos la cadera hacia delante bajando hacia el suelo hasta que nuestras manos lo toquen. Colocamos nuestras manos a ambos lados de los pies o por detrás de las rodillas y dejamos que la cabeza caiga relajada hacia abajo. Podemos facilitar el movimiento con la respiración, inspirando profundamente antes de realizar la flexión y soltando el aire mientras vamos bajando hacia el suelo.
Halasana o postura del arado
Una última postura, un poco más complicada, pero que consigue relajar la espalda y los hombros, y mejora el flujo sanguíneo. Se trata de la postura del arado: una asana de inversión en la que los pies quedan por encima de nuestra cabeza.
Nos tumbamos boca arriba con los brazos a ambos lados del cuerpo. Desde ahí, subimos nuestras piernas hasta formar un ángulo de noventa grados con nuestra cadera. Llevamos las piernas hacia atrás, por detrás de nuestra cabeza, intentado llegar lo más lejos posible y, si podemos, apoyamos los pies en el suelo (si no, podemos dejar descansar las rodillas sobre la cabeza). Tenemos que asegurarnos de que la cadera queda justo encima de nuestros hombros.
Practicando estas posturas podremos mejorar la calidad de nuestro descanso: uno de los grandes beneficios que nos ofrece el Yoga.